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martes, 30 de noviembre de 2021

Exposición de pintura de Manuel Martín Morgado en La Salita de Teatro

El martes 7 de diciembre de 2021 a las 18:00 h. tendrá lugar la inauguración de la exposición de pintura de Manuel Martín Morgado en La Salita de Teatro, el local cultural de la Asociación Alter Ego Teatro, situado en la calle Santiago de Ubrique. Esta exposición estará abierta durante todos los eventos que organice esta asociación en ese local hasta el 31 de marzo de 2022.

Manuel Martín Morgado (Écija, 1964) es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla en la rama de Grabado y Diseño. Trabaja como profesor de enseñanza secundaria y ha estado destinado unos diez años en Ubrique, entre el IES Las Cumbres y el IES Ntra. Sra. de los Remedios.

En esta exposición Morgado nos muestra un total de 20 obras, cuadros de pequeño formato, de estilo expresionista, colores cálidos, la mayoría con fondos negros y temas populares, como los toros, el flamenco, bares y tabernas, hombres curtidos y mujeres bañadas de luz.

Morgado ha ilustrado con sus dibujos y pinturas numerosos libros de poetas y escritores. En 2013, tres de sus dibujos ilustraron el libro del poeta gaditano Antonio Serrano Cueto “Son Caminos”, en la colección Cuadernos de Kronión, una iniciativa con una edición muy cuidada y original, donde 20 ilustradores gaditanos o afincados en la provincia ilustraban a otros tantos escritores gaditanos. También he tenido la ocasión de que sus ilustraciones aparecieran en varias publicaciones, como las revistas Voladas, La laguna, El unicornio, Pliegos de Alborán y diarios como el Diario de Jerez (con ilustraciones de flamenco) y el desaparecido El Independiente de Cádiz. Hasta para un diario valenciano de economía ha sido usado sus ilustraciones.

Últimamente sus colaboraciones en ilustración han sido en un medio virtual como lo es la revista cultural Caocultura, donde, durante un año, y semana tras semana hasta 60, realizó las ilustraciones para Crissis, novela por entregas protagonizada por indignados, donde un tema tan de actualidad como la crisis actual, que parece nunca acabarse, es tratada con humor, ironía y buenas dosis de mala leche por el escritor gaditano Rafael Marín.

De Manuel Martín Morgado, el poeta gaditano José Manuel Benítez Ariza ha escrito los siguientes pasajes que nos parecen entrañables y certeros:

“Por lo que pinta, uno deduce que Manolo Morgado es buena persona: hay que serlo para poner nobleza, dignidad y propiedad en todas y cada una de las figuras que pueblan su abigarrado mundo.

Cabría esperarlas en sus toreros y cantaores: la tradición quiere que veamos en ellos ciertas virtudes arquetípicas de la raza. Pero esa especie de austeridad sufrida, reconcentrada, que Morgado pone en toreros y flamencos, la encontramos también en los personajes que toma de la calle o sorprende en la intimidad de sus casas o en el ambiente semiprivado de un bar.

Es un mundo doliente, ma non troppo. Un mundo de hombres y mujeres, dentro de lo que cabe, resignadamente felices. Felicidad abierta, descarada, irreflexiva, sólo encuentro en el viajero que corre con su maleta por un andén, al llamado de ese “viajeros al tren” que ya no se oye en las estaciones, pero que seguimos oyendo en nuestra memoria sentimental cada vez que queremos equiparar cualquiera de nuestros viajes rutinarios con el arquetipo del Viaje, la incursión en lo desconocido, la promesa de una vida nueva.

Pero los personajes de Morgado, en general, desconfían de esos transportes caprichosos de la imaginación. Saben que el tiempo es espeso como la pasta de la que están hechos, y lo ven correr mientras apuran su copa (en el bar o en casa) o se confunden con la multitud. Hay en todos ellos, incluso en los bajitos y feos, un prurito de estirarse, de sacar pecho y dignidad, de llevar con elegancia sus chaquetas y sombreros o, en el caso de las mujeres, de acomodar sus cuerpos en la atmósfera con la seguridad de quienes se saben vestidas por la luz y el aire y por la mirada ajena.

Porque Manolo Morgado es, sobre todo, un mirón, un voyeur. Los mirones ven más que los demás, atisban abismos de intimidad secreta en el pliegue de una falda o en el hueco de un escote, y hacen acopio de esas imágenes arrancadas al azar con no se sabe qué intenciones.

La grandeza le llega al voyeur cuando aprende a dirigir esa mirada indiscreta más allá de los pliegues de la ropa o de los mundos privados de las personas que les atraen, y la proyectan sobre la humanidad entera, para descubrir en ella gestos, posturas y abandonos que a los demás nos pasan desapercibidos. Y bien está que así sea, porque sería demasiado oneroso captar la terrible, avasalladora individualidad de todos y cada uno de los seres que se cruzan con nosotros. Ese cometido lo confiamos a la sabiduría, y a la bondad, y al buen oficio, de hombres como Manolo Morgado.”


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